martes, 21 de enero de 2014

“EL MUNDO CAMINA HACIA SANTIAGO”

Cuando uno camina por cualquier Camino que conduzca a Santiago o se da una vuelta por la ciudad compostelana se da cuenta de lo variopinto que es el panorama que presentan los peregrinos procedentes de los cinco continentes. Y es en la Plaza del Obradorio, cruzándonos cómplices miradas o un cordial saludo jacobeo con cualquier peregrino con el que nos topemos o coincidamos con él en algún rincón, donde nos damos cuenta de la universalidad del Camino, de que las fronteras han desaparecido para que estos hombres y mujeres formen una comunidad sin distinción de nacionalidades, razas o creencias, porque para caminar hacia Santiago no hace falta más que ser uno mismo y mostrarse tal y como es, que el Camino se encargará de hacer el resto.
Y es en la Plaza del Obradorio donde pensamos que esa amalgama de peregrinos merece un reconocimiento, un homenaje, independiente de la recompensa que ellos se hayan cobrado al ver finalizado su Camino que, con toda seguridad, tantos esfuerzos y sacrificios les habrá costado realizarlo. Y es en la Plaza del Obradoiro donde echamos a volar la imaginación para encontrar una fórmula que pueda servir para homenajear a ese mundo que hemos ido viendo caminar hacia Santiago. Y es en la Plaza del Obradoiro donde caemos que ese mundo peregrino está formado por cinco continentes que se pueden diferenciar por un color como los aros olímpicos, que cada color identifica a un continente. Y es en la Plaza del Obradoiro donde vemos como entramos y salimos de la plaza por cinco entradas, por cinco accesos. ¿Y por qué no imaginar que cada uno de los cinco continentes con su color identificativo entre en la Plaza del Obradoiro por cada una de las entradas a la plaza? ¿Por qué no imaginar que los cinco continentes, tras dar un rodeo a la plaza, se agrupen frente a la fachada de la catedral y forme un todo unitario? ¿Por qué no imaginar que ese todo sea una flecha amarilla que señale a la catedral, punto final de la peregrinación? ¿Por qué no imaginar que ese todo se descomponga en círculos a semejanza de los aros olímpico? ¿Por qué no imaginar que todos, formando un gran círculo, celebren y festejen, canten y bailen, besen y abracen, rían y lloren?; en suma, compartan su alegría y emoción al ver cumplido su objetivo, de ver hecha realidad la ilusión con que se partió, independientemente del lugar, camino de Santiago de Compostela. Y, puestos a imaginar, ¿por qué no llevar a cabo esta entrada de los cincos continentes en la Plaza del Obradorio? ¿Por qué no? Dicho y hecho, cinco grupos de 14 peregrinos de nuestra asociación, junto a un abanderado, acceden, cada grupo por una entrada, a la Plaza del Obradoiro, portando un paño de 7 x 1,7 metros, a modo de bandera olímpica, del color que identifica el atavío de cada grupo.

Los amarillos, representando a Asia; los verdes a Europa; los rojos a América; los negros a África y finalmente Oceanía representada por el azul, como los colores de los cinco Aros Olímpicos que identifican a los cinco continentes. Pero como en toda celebración no deben faltar unas músicas y unos cánticos que animen el cotarro, en esta ocasión la animación viene por parte de un grupo que, pudiéramos decir, está especializado en estos menesteres jacarandosos, como es “Aires de Moraña”, de sobra conocido por habernos acompañado en más de una ocasión con motivo de otros eventos a los que también era necesario un acompañamiento musical. Y así se realiza la entrada, al son de música castellana salpicada de algún que otro toque gallego, dando una vuelta a la plaza y colocándose los cinco grupos multicolores en posición de formar una gran flecha, una gran flecha de cinco colores de más de 20 metros apuntando a la fachada de la catedral, flecha que, como por arte de magia, se convierte en amarilla al darse la vuelta los cinco paños que en su cara posterior era, naturalmente, de color amarillo. Ya está formada la flecha amarilla, la gran flecha amarilla, y eso hay que celebrarlo; así que los cinco grupos forman sendos círculos que quieren simbolizar a los cinco aros olímpicos que representan a los cinco continentes; círculos o aros que se descomponen para formar uno solo que rodea a la flecha, fundiéndose de esta manera los cinco continentes en uno solo como se funden en Santiago los peregrinos que han llegado de todas las partes del mundo. El mundo ha caminado a Santiago de Compostela y lo representa mediante un gran círculo multicolor que encierra a una gran flecha amarilla; el mundo peregrino homenajea así a esa flecha amarilla que le ha guiado a lo largo de su camino. Para finalizar que mejor forma que cantando una emblemática canción abulense que recuerde a nuestra tierra, y como somos castellanos de Ávila entonamos como si de un orfeón se tratara “Ay que murallas tan altas”, con un resultado final que, al menos, resultó aceptable para la mayoría de los ocasionales cantores. Y como había que clausurar el acto por todo lo alto se procedió a mantear, utilizando los paños que habían servido de banderas, a los ideólogos, directores, diseñadores, costureros, en una palabra, a los que gracias a ellos se pudo llevar a cabo este homenaje a ese Mundo que Camina hacia Santiago de Compostela.

1 comentario:

  1. Hola Amigos, gracias Pepe, gracias por este gran artículo, gracias en nombre de Todos los que han estado trabajando para que este proyecto pudiera hacerse realidad.
    Como podéis imaginar una persona puede tener la idea, pero de nada sirve si no hay al lado un equipo humano que anima, apoya, ayuda y que se encargue de llevarlo a cabo.
    Y quiero también y como no agradecer a todos los participante en el Proyecto “El Mundo Camina hacia Santiago” porque tuvisteis la capacidad de sentir, de entender los sentido y de controlar lo entendido.
    Gracias Amigos.
    Por cierto en octubre volvemos a llegar Santiago…

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