miércoles, 6 de mayo de 2020

Romance "El niño y el agente"

El romance “El caballero y la muerte” se convierte en el romance “El niño y el agente” a raíz de la primera salida de los niños tras seis semanas de confinamiento.

Estaba yo reposando / anoche como solía,
soñaba con mis paseos / por la tarde y por el día;
vi entrar persona tan alta / más que la torre de Pisa,
su aspecto imponente era / y un traje caqui vestía.
Por donde has entrado amigo / en esta la estancia mía.
Yo no soy ningún amigo / sólo soy un policía
que viene a ver si cumples / la norma establecida
que sólo puedes salir / de paseo una horilla.
¡Ay! agente riguroso / no controles mi salida,
déjame salir más tiempo / que en ello me va la vida
y en una hora no llego / ni a la vuelta de la esquina.
De eso nada, monada / la norma está establecida,
una hora de paseo / y sólo una hora al día
y te recuerdo además / que has de ir en compañía
de una persona adulta / que contigo en casa viva,
y no tienes que tocar / ni bancos ni barandillas,
tampoco podrás entrar / en los parques todavía
y lavarte bien las manos / con jabón de glicerina.
Ante tanta restricción / le pido a la yaya mía
que me acompañe al paseo / para hacerme compañía;
y ya los dos en la calle / andamos no muy deprisa,
pues la yaya tiene achaques / y le duelen las rodillas
y de tanto tiempo en casa / está más que entumecida;
y cuando por fin llegamos / donde jugar yo podría
aparece el susodicho / agente de policía
que cogiéndome del hombro / me dijo con simpatía:
vamos a casa, muchacho / la hora ya está cumplida.
Desperté sobresaltado / de esta extraña pesadilla
en la que yo era un niño / y no de edad tan cumplida.
Juán José Gómez Úbeda

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