miércoles, 28 de enero de 2015

Lectura Capilla de la Magdalena


¡La última jornada está tocando a su fin!
¡Qué satisfacción ver como pronto la meta será alcanzada!
¡Ya se intuyen las torres de la catedral!
El cuerpo, cansado; los pies, llagados; pero el espíritu, fuerte; el ánimo, exultante.

Mismas sensaciones que aquellas que nos embargaban cuando, a pesar de las penalidades y carencias, veíamos próxima la apertura de un nuevo convento.
Mismas emociones que sienten los peregrinos que, tras un duro camino, vislumbran el final del Camino.
Último descanso en esta capilla para tomar el último impulso hacia la deseada meta.
Última muestra de la hospitalidad en el Camino.
Hospitalidad que a nosotras, unas pobres monjas, en más de una ocasión se nos negó, como se les negaría a los primeros peregrinos que confiaron en el Apóstol como nosotras confiábamos en Nuestro Señor.
Hospitalidad que no podía faltar en una capilla bajo el nombre de la Magdalena, esa mujer que alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su predicación en Galilea.
Esa mujer que ungió con perfumes los pies de Jesús y los secó con sus cabellos antes de su llegada a Jerusalén.
¡Qué mejor hospitalidad!
Qué buen ejemplo siguieron esos primeros hospitaleros en los conventos y monasterios que salpicaban el Camino.
 Esos mojes que acogían a los peregrinos que llegaban con los pies llagados y ellos mismos los lavaban y curaban, como lavó Jesús los pies de sus discípulos durante la última cena.
Segura estoy que Santiago ve con buenos ojos esa acción de humildad con los peregrinos que van en  su busca. Esa misma humildad que vio en su Maestro cuando le lavó a él los pies.
Y las Sagradas Escrituras non enseñan que lavarse los pies los unos a los otros es una acción que marca unos principios muy básicos de la vida cristiana: la humildad, la igualdad y el servicio mutuo.
Principios que yo quise imponer siempre en las Constituciones de los conventos que se iban fundando bajo la nueva Orden del Carmelo Descalzo.
Principios que he visto en este Camino que estoy a punto de finalizar.
El descanso ha sido suficiente.
Continuemos nuestro Camino, el Apóstol nos espera.

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