lunes, 17 de enero de 2011

A SANTIAGO POR AVILA (CEBREROS V)


Una vuelta por cebreros
El peregrino se detiene en esta localidad histórica, con reminiscencias de episodios biográficos de la reina Isabel la Católica, los ecos de su popular Carnaval y una rica gastronomía, siempre regada por los célebres vinos de la zona


Han sido varios kilómetros los que el peregrino ha llevado vislumbrando la enorme mole de la iglesia parroquial de Cebreros que a cada paso se le ha ido acercando con toda su majestuosidad, convirtiéndose su monumental torre como una especie de guía o faro para el peregrino.

Tras dejar atrás la Picota y subiendo una pequeña cuesta el peregrino se adentra en las calles de Cebreros en donde tiene previsto pernoctar y dedicar toda la tarde para realizar una visita lo más amplia posible. Según la guía que maneja el peregrino en Cebreros no hay albergue de peregrinos, pero sí que hay una acogida a la que el peregrino puede recurrir llamando a unos números de teléfono que figuran en su guía. El buen tiempo le invita a sentarse en una de las terrazas de la Plaza de España para tomar un pequeño, pero reconfortante, refrigerio y de paso contemplar la monumental iglesia parroquial que preside majestuosamente la plaza. La iglesia está abierta, lo que hace dudar al peregrino si aprovechar el momento para visitarla o dejarlo para más tarde, con el consiguiente peligro de que la encuentre cerrada.
Como al peregrino le indican que estará abierta por la tarde, decide darse antes una vuelta por el pueblo y, puesto que es más de tapas que de mesa y mantel, picotear por los bares de la zona para degustar algunos de sus platos típicos y, por supuesto, los famosos caldos que se dan en esta zona del Bajo Alberche, a la vez de charlar algo con los lugareños, cosa que al peregrino le gusta hacer cuando realiza alguna parada en su caminar hacia Santiago de Compostela.
Así, entre una cazuela de callos con morro y pata, un plato de patatas machaconas y unos vasos de vino, al peregrino le explican que esos vinos que se está tomando proce-den de viñedos que, gracias al microclima y a las condiciones edáficas del terreno, proporcionan esos caldos de alta graduación, mucho cuerpo, afrutados y de baja acidez, información que el peregrino agradece y que le sirven para mejorar sus escasos conocimientos vitivinícolas.
El peregrino pasea por la calles de Cebreros, calles como la de Alfonso VI, los Ramos o Serrallo, con sus casas en donde el ladrillo adorna sus puertas y ventanas, edificios típicos castellanos, algunos rehabilitados y otros en estado ruinoso, como el que el peregrino tiene la oportunidad de ver en la calle de La Cruz, pero que le dejan entrever la importancia de Cebreros en el siglo XVI cuando era paso en el Camino Imperial de Toledo a Valladolid.
En su paseo, al peregrino le llama la atención el dintel de una casa situada en la calle Castillejos en donde puede apreciar una media luna con lo que para el peregrino son dos vieras o conchas, no pudiendo leer la leyenda que seguramente le habría descifrado el origen de esta casona y, posiblemente, si tuvo alguna relación con el Camino de Santiago.
En la calle Toledo, antigua calle de los Mesones, al peregrino le enseñan una casa de nueva construcción que tiene un escudo en la fachada y que le dicen que allí había dos mesones que fueron derruidos hace unos cuatro años y que en uno de ellos, que posteriormente fue llamado Casa del Vínculo, fue el lugar en donde la reina Isabel de Castilla tuvo que parar el 31 de mayo a consecuencia de un aborto provocado por el viaje realizado en busca de su esposo durante la guerra civil entre sus partidarios y los de Juana la Beltraneja en 1475, hecho que estuvo reflejado en una inscripción que decía «la reina malparió» según el vago recuerdo de los amables lugareños que acompañaron al peregrino.
En la plaza el peregrino se entretiene un poco con un grupo de jubilados cebrereños que le admiten en su corrillo y le cuentan que allí se celebran los mejores carnavales en muchos kilómetros a la redonda.
Como al peregrino también le interesa el folklore escucha atentamente a estos contertulios que con entusiasmo le detallan cómo se celebran esos carnavales que tanto arraigo tienen en Cebreros y que se celebraban incluso en la época en que estaban prohibidos, carnavales en los que no faltan carrozas y charangas que junto con disfraces y máscaras cada vez más sofisticados dan un colorido cierta-mente espectacular a estas fiestas cada vez más populares.
El peregrino, antes de entrar en la iglesia, se detiene ante un banderín conmemorativo colocado por los miembros de la Ruta Quetzal que realizaron el recorrido que siguió el Cortejo Fúnebre de Isabel de Castilla desde Media del Campo hasta Granada, ruta que desde Toledo está siguiendo a la inversa el peregrino en su caminar hacia Santiago de Compostela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario