La situación geográfica de Castilla y León, cerca de 95.000 kilómetros cuadrados que prácticamente parten en dos a la Península Ibérica, ha configurado a esta comunidad autónoma como un imaginario cruce de cuantos caminos han conducido históricamente a la tumba del apóstol Santiago en Compostela.
De esta manera Castilla y León, un territorio más extenso que algunos estados de la UE como Portugal, Bélgica y Países Bajos, ha acumulado durante siglos un copioso material de arrastre cultural y espiritual cuyo rastro aún se aprecia en la toponimia, arquitectura y urbanismo de buena parte de sus 2.248 poblaciones, la cuarta parte de España.
Hasta once rutas, ramales o ramificaciones del histórico Camino Francés a Santiago que, procedente de Centroeuropa cruza la península de este a oeste -entre Roncesvalles (Navarra) y Santiago de Compostela-, han cicatrizado en Castilla y León, desde hace cientos de años, en una especie de malla peregrina de raíz jacobea.
Su origen, esencia y verdadero significado pretende difundir entre los escolares la Consejería de Educación con motivo de la celebración, este 2010, de un nuevo Año Santo Compostelano, Jubilar o Jacobeo, para lo cual ha puesto a disposición de alumnos y profesores un recurso interactivo que invita a su conocimiento.
Incluido el Camino Francés, todas esas rutas -en algunos casos procedentes de diversos puntos de España y de Portugal- suman a su paso por Castilla y León 2.083 kilómetros que representan el cuarenta por ciento del total, desde su lugar de arranque hasta el de llegada, dentro de un recorrido que abarca más de dos centenares de municipios.
Así consta en la documentación facilitada por el Comisariado de los Caminos a Santiago por Castilla y León, dependiente del Gobierno regional, presidida por Manuel Fuentes y que ha nutrido ese recurso didáctico, de carácter abierto y que la Consejería de Educación ha ofrecido a los centros educativos como una invitación para promover actividades de índole jacobeo dentro y fuera de las aulas.
Fuentes, en declaraciones a Efe, ha destacado el 'buen estado' de todos esos itinerarios, avalados por la historia y la tradición, con la presencia de albergues y señalización básica adecuadas, gracias al 'papel esencial' que también juegan, junto a la administración autonómica, las asociaciones jacobeas, municipios y diputaciones.
Desde el último Año Jacobeo, celebrado en 2004, se ha producido una revitalización de otros caminos a Santiago que se encontraban prácticamente dormidos' y que han resurgido merced al empeño de esas asociaciones y entidades locales, por lo que el reto 'ahora es aún mayor', ha añadido.
El Camino Francés es el punto de partida o de llegada de esos once viales que el Comisariado ha divido en Históricos -siete de ellos- y Tradicionales -los cuatro restantes-, en función de su origen y razón de ser.
Entre los Históricos, de mayor a menor distancia, figuran el de la Vía de la Plata (290 kilómetros entre Puerto de Béjar y Astorga); el Mozárabe-Sanabrés (155 entre Granja de Moreruela y el puerto de la Canda); el Vadiniense (112 entre el puerto de San Glorio y Mansilla de las Mulas); el de Besaya (112 entre Brañosera y Carrión de los Condes); el Portugués de la Vía de la Plata (101 entre Zamora y San Martín de Pedroso); el de Bayona (85 entre Villanueva de la Oca y Burgos); y el del Salvador (59 de León al puerto de Pajares).
Los cuatro caminos Tradicionales son el de Madrid (244 kilómetros desde el puerto de la Fonfría hasta Sahagún); el de Levante-Sureste (147 entre Cebreros y Benavente más 85 del ramal entre Medina del Campo y Zamora); el de la Lana (158 entre Retortillo de Soria y Burgos) y el Real de Invierno (35 de Ponferrada a Puente Domingo Flórez).
Por provincias, incluido el Camino Francés, Zamora es la que más kilómetros jacobeos acumula con 504 por delante de León (474), Burgos (278), Palencia (177), Valladolid (134), Salamanca (115), Ávila (98), Segovia (93) y Soria (70), hasta sumar u total de 2.083.
El recurso didáctico de apoyo a los escolares explica el origen de cada uno de los caminos, llama la atención acerca del desarrollo urbanístico generado, se detiene en las construcciones civiles y religiosas a que dieron lugar, y añade una bibliografía jacobea esencial, así como un glosario de términos peregrinos.
Roberto Jiménez
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