miércoles, 8 de febrero de 2012

Tercer cumpleaños de Las Tenerías (Ávila).







El albergue de peregrinos de las Tenerías sigue abierto, sigue creciendo, sigue desde su inauguración y de ésta hace ya tres años, por un convenio de colaboración y cesión entre el Ayuntamiento de la capital y la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Ávila, acogiendo cada año más y más peregrinos.

Un albergue no es un espacio cualquiera. Es un lugar de recepción y acogida de peregrinos. Pero, no solo es eso. Su importancia como lugar de descanso va mucho más allá. Los peregrinos que den vida a esta casa de todos, se contaran entre sí secretos e intimidades jamás antes contadas. Historias de amores, búsquedas y encuentros, ilusiones perdidas… en el aire flotan alegrías y penas, risas y llantos que impregnan todos sus rincones.
Las paredes del albergue rebosan su propia historia, que a lo largo de estos tres años, han calado entre sus muros. No hay, más que estar un poquito atento… solo con entrar, se siente en el ambiente. Uno de los valores humanos que más encuentran los peregrinos en su caminar es la generosidad con que son recibidos en las aldeas y pueblos por donde levantan el polvo sus pasos. Los albergues tienen como propia seña de identidad a la generosidad y protección de los hospitaleros. Al convivir y pernoctar en los albergues con otros compañeros andarines afloran estas cualidades humanas. La generosidad es un camino de ida y vuelta, cuánta más se da, más se recibe. La persona que recibe siempre devuelve, de alguna forma, con acciones y pensamientos. Generosidad y gratitud se dan la mano y se intercambian recíprocamente en el ambiente del albergue de las Tenerías.

El albergue de Ávila tiene en su haber unos bancos de madera, alrededor de la mesa, hechos con mucho amor; son los “bancos enamorados” con leyenda incluida. Los peregrinos que rodean nuestra muralla de puertas abiertas, hablan y recuerdan la hermosa leyenda de sus bancos enamorados.

El Albergue es un lugar especial, y de ahí, nuestro mimo y cuidado. Tras este año dos mil once el perfil de los peregrinos que han pasado por nuestro albergue de Ávila, ha sido como sigue: Han pernoctado en las Tenerías un total 385 peregrinos, lo que supone un aumento del 8’75 % frente al año 2010, y eso que fue jubilar (354) y de otro, al tratarse la ruta del Levante y Sureste un camino de carácter histórico recientemente recuperado, totalmente señalizado y en el cuál, de forma imparable va existiendo una mayor cobertura de red de albergues, tanto de propiedad municipal, privada y de las propias asociaciones de amigos del camino.

Durante el año pasado se han registrado una amplia mayoría de hombres con un porcentaje del 78’22 %, frente a un 20’78 % de peregrinas.

España, Alemania y Francia, por este orden son las nacionalidades mayoritarias de peregrinos que han pasado por Las Tenerías.

El 60’26 por ciento peregrina a pie, por algo, se define al peregrino como la persona que anda por tierras extrañas en visita de algún santuario. Hemos tenido un porcentaje elevado del 38’70 % que llegan en bicicleta, que coinciden con los peregrinos más jóvenes, aunque el peregrino de mayor edad ha llegado con este medio. Han sellado sin pernoctar tres peregrinos y no hemos atendido peregrinos a caballo, pero sí a uno que ha llegado en burrito.

Por el lugar donde comienzan a peregrinar sigue siendo la ciudad de Valencia la de mayor salida en origen con un 33,25% de peregrinos, seguida de la provincia de Alicante con un 16,88% de caminantes. El resto se distribuye entre las provincias de Toledo, Murcia, Ciudad Real y Cuenca. En Ávila han comenzado el camino un total de 14,61% de viajeros. Este porcentaje elevado de los que nos visitan escoge a Ávila, ciudad patrimonio de la Humanidad desde el 1.985, como principio de su peregrinación hasta Santiago de Compostela. El Peregrino Mayor tiene 79 primaveras y el menor de 15 añitos.
El rango de edades comprendidas entre 41 a 70 años es el mayor con un 58,96%.

Este ha sido un pequeño resumen para que la sociedad conozca a los peregrinos normales y especiales que caminan hacia un lugar físico, Santiago de Compostela y terminan caminando hacia lo más interior de sí mismos, su espiritualidad.
(Pedro Mena).

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