domingo, 23 de enero de 2011

A SANTIAGO POR AVILA (MEDINA DEL CAMPO)


LA FIGURA DE ISABEL I
Es en la localidad de Medina del Campo donde el peregrino cae en la cuenta de que ha caminado por el mismo camino que siguió en el lluvioso noviembre de 1504 el cortejo fúnebre de Isabel de Castilla.


El peregrino que ha dejado atrás Honquila, pueblo abandonado y derruido, y San Vicente del Palacio, ya en la provincia de Valladolid, vislumbra en la lejanía el Castillo de la Mota, construido en el siglo XV, durante el reinado de Juan II, sobre otra edificación anterior posiblemente a raíz de la repoblación de Medina del Campo en el siglo XI, reconstruyéndose su torre del homenaje y formándose su barbacana exterior cuando fue conquistado por los Reyes Católicos.
Que el Castillo de la Mota se muestre ante el peregrino durante varios kilómetros le hace meditar sobre la figura de Isabel de Castilla que ha estado presente en prácticamen-te todo el camino que ha realizado por la provincia abulense, desde su entrada por los Toros de Guisando hasta su llegada a Arévalo, finalizando en Medina del Campo donde la reina murió en 1504.
El peregrino es consciente de que ha caminado por lugares que han sido testigos mudos de acontecimientos claves para el devenir de unos tiempos tan convulsos como lo fueron en el siglo XV, antes y durante el reinado de los Reyes Católicos. La Venta T-blada o Venta Judadera, en los aledaños de los Toros de Guisando, Cebreros, el Monas-terio de Santo Tomás en Ávila, Cardeñosa, Arévalo y ahora Medina del Campo son esos lugares por los que el peregrino ha pasado y en los que la figura de Isabel de Castilla ha estado presente, directa o indirectamente, pero siempre marcándole el rumbo de la His-toria de España, de una historia que fue y de una historia que pudo ser.

Si el peregrino ha estado primeramente presente en esa Venta llamada Juradera donde se firmó en 1468 el famoso Tratado de Los Toros de Guisando que puso fin a los con-flictos dinásticos entre Enrique IV y su hermana Isabel, siendo el primer eslabón de una futura monarquía que caminaría por distintos derroteros de cómo lo había hecho hasta entonces, poco después, visitando el Monasterio de Santo Tomás en Ávila, se encuentra ante el sepulcro del Príncipe don Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, que no pudo continuar con esa nueva idea de España que comenzó a forjarse cuando su madre, la entonces infanta Isabel, fue proclamada heredera al trono de Castilla y León.
En la ciudad de Ávila y en el pueblo de Cardeñosa sendos acontecimientos pudieron variar o variaron la trayectoria de Isabel hacia el trono de Castilla. Primero cuando en 1464 un grupo de nobles castellanos, en la llamada Farsa de Ávila, depuso en efigie al rey Enrique IV proclamando nuevo rey a Alfonso, hermanastro del monarca y hermano de Isabel, que no fue aceptado por gran parte del país que se mantuvo leal a Enrique IV, entablándose una guerra entre los partidarios de Enrique y los de Alfonso. En Cardeñosa el peregrino estuvo frente a la casa donde en julio de 1468, cuatro años más tarde de ser proclamado rey con el nombre de Alfonso XII en la Farsa de Ávila, paró procedente de Arévalo, en donde sus partidarios habían establecido la Corte. Y fue en esa casa, actualmente solo reconocible por un escudo sobre el dintel, en la que por causas desconocidas, posiblemente envenenado, murió el hermano pequeño de Isabel.
El peregrinó pensó entonces que hubiera sido de Isabel si Alfonso no hubiera muerto y sus partidarios hubieran ganado la guerra, cual hubiera sido su destino y qué papel habría jugado ante una nobleza tan levantisca como era esa del siglo XV. De nuevo el peregrino se encontró ante acontecimientos que pudieron variar la historia y el futuro de la entonces Infanta Isabel.
Pero la figura de Isabel también estuvo presente en varios puntos de este Camino de Santiago, primeramente en Cebreros y, por supuesto, en Arévalo. De Cebreros parte Isabel, junto al Arzobispo de Toledo, hacia los Toros de Guisando para entrevistarse con su hermano Enrique y firmar posteriormente el Tratado por el que se la reconoció como heredera al trono. Y a Cebreros vuelve por segunda vez en 1475, ya como reina, cuando estalla una nueva guerra civil en Castilla entre sus partidarios y los de Juana La Beltraneja, teniendo que parar en un mesón a consecuencia de un aborto provocado por el viaje, mesón posteriormente llamado Casa del Vínculo, en la entonces calle de los Mesones y que actualmente es la calle de Toledo, por la que el peregrino pasó camino de la plaza de Cebreros, deteniéndose ante esa casa de la que hoy día solo queda un escudo. De nuevo el peregrino se preguntó que hubiera sido si la reina hubiera tenido un hijo y este hubiera heredado el trono.
Durante su estancia en Arévalo, el peregrino encontró a la figura de Isabel muy arraigada, ya que si nació en Madrigal de las Altas Torres en 1451, muy pronto se trasladó a Arévalo junto con su madre, Isabel de Portugal, y su hermano pequeño Alfonso, permaneciendo en esa ciudad hasta que fue llamada a la Corte cuando contaba 10 años de edad, estando, no obstante, muy vinculada a esta población por sus frecuentes visitas, hasta el punto de llamarla en numerosas ocasiones «la mi villa de Arévalo»
Es en Medina del Campo donde el peregrino cae en la cuenta de que ha caminado por el mismo camino que siguió en el lluvioso noviembre 1504 el Cortejo Fúnebre de Isabel de Castilla desde esta localidad hasta Granada para ser allí enterrada.
De nuevo un nexo entre la figura de Isabel y este Camino de Santiago, del que solo ha querido dar unas pequeñas pinceladas sobre la figura de Isabel en este tramo del Camino del Levante-Sureste que transcurre por la provincia de Ávila, tomándose la licencia de llamarlo «Camino Isabelino».

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